lunes, 20 de febrero de 2012

la primera hostia de sus vidas

visto en: El caparazón » #27M, febrero 2012 en Valencia: la primera hostia de sus vidas




(actualizado título cuando la terrible actualidad ha reavivado el sentimiento #primaveravalencia, #lluisvivessinmiedo)
No siempre es fácil. Incluso una vez me faltó poco, muy poco para ponerle la mano encima. Tampoco había hecho gran cosa, un rebote de crío con pataleta incluida y una pierna que pasó muy cerca de mi espinilla. En lugar de eso le grité, me enfadé con ella, en la que creo que fue la bronca más sonada de nuestras vidas en común. La idea que quería trasladarle era que en muy pocos casos la violencia estaba justificada.
No puedo con las agresiones físicas. Y no se trata del daño que puedan hacer, se trata de que quien las protagoniza se sitúa en una posición de prepotencia, en mi opinión suprema. Excepto en contadas ocasiones, altamente teñidas de ira y emoción, quien te pone la mano encima te está diciendo, sin palabras, que no te respeta, que mereces el mismo trato que un mueble, que una piedra, que cualquier objeto que se cruce en su camino.
No ha sido el caso (no quiero ni pensar cómo me sentiría si así hubiera sido) pero hoy, mi hija, siguiendo mis consejos sobre libertad y manifestación pacífica, habiéndose creído la utopía que siempre le cuento sobre un mundo mejor, podría haber recibido su primera “hostia” de las manos (de las porras) de la policía.
CapturaMe cuesta describir lo que he sentido cuando he visto en televisión las imágenes de la carga policial, juzgad vosotros/as mismos/as las muchas imágenes que hoy inundan la red.
Ya no es indignación … es ya extrañeza.
¿Quiénes son los que permiten que la policía pegue a nuestros jóvenes por manifestar que quieren un mundo mejor? ¿Qué excusas podrían servirles? ¿No podían acordonarles mañana, cumplir su función de protección del ciudadano y protegerles de las “celebraciones” en lugar de pegarles hoy? ¿A quién representa un sistema que pega, arrastra, dispara a nuestros hijos?
A los padres que les hemos educado en la no-violencia, no, desde luego.
Lo expresaba en un par de twitts: ¿cuántos años lleváis educando a vuestros hijos en la no violencia? Pues Gracias, Generalitat, por dejarlos en nada.
O en este otro : “Y es que la primera hostia de mi vida no me la dieron mis padres, me la dio la policía, dirán algunos/as en #acampadabcn #bcnsinmiedo
El tema es duro pero genera un sentimiento contradictorio de esperanza: si el sistema no respeta ya ni siquiera los valores que hemos querido para nuestros hijos, no le quedará mucho tiempo al sistema.
Me siento excepcionalmente orgullosa de la juventud que tenemos y la demostración que protagonizan de estar muy por encima de los que cargan brutalmente contra ellos. Felicidades a sus padres y educadores: hemos conseguido lo que parecía imposible: que crean, que griten, que no dejen de gritar que creen que es posible cambiar las cosas. Que encima lo hagan bello, que lo hagan silencioso, con flores, asambleas y palabras, les sitúa en una posición de superioridad moral indiscutible y sin duda histórica.
5765878750_1b3a6cc49fLo escribíamos hace un tiempo: nos merecemos algo mucho mejor que la política sorda, absurda, violenta, corrupta, que tenemos. La brutalidad tiene los días contados porque no hace más que evidenciar el contraste: YA no representa al pueblo pacífico que somos.
Hay una lección que se repite hasta la saciedad en Conflictología: no se puede parar la violencia con violencia. Hay que ser muy fuerte (y lo somos mucho juntos) para resistir sin responder con la misma, fácil, imposible moneda. Por muchos motivos, estoy convencida de lo que decíamos hace un par de días: somos muchos, muy grandes y mucho mejores que todo esto.
Hoy más que nunca: #yeswecamp: Nosotros sí podemos, claro que podemos.
Fuente imagen: Flickr

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