Enviado por Adrià a través de Google Reader:
La sociedad suele desear que el profesorado transmita conocimiento a sus alumnos, las empresas capacidades y últimamente (desde los planes formativos) se nos pide que formemos en competencias. Conocimientos, Capacidades y Competencias. Caramba dirán algun@s, 3 C, una puede, dos ya es difícil, pero tres puede resultar excepcional (al menos para una misma persona y en una misma asignatura). La primera C, la que todos tenemos asumido que se consigue con facilidad: el conocimiento. Pero…. ¿Qué es el conocimiento?, pues en este punto no nos complicamos mucho la vida, el conocimiento es lo que transmite el profesorado a sus alumnos; asumimos y presuponemos que el profesorado sabe de lo que está hablando, lo tiene actualizado y además sabe transmitirlo de tal forma que el alumnado es capaz de asimilarlo. Esta característica hace que el alumnado no se tenga que preocupar mucho de identificar el conocimiento: es el que suelta el profesorado. Sin embargo, el conocimiento es algo que está continuamente en evolución, cambia (eso seguro); pero no sabemos ni cuándo ni cómo (eso también es seguro); por tanto todos nosotros, profesorado y alumnado, tenemos que aprender a identificar el conocimiento y a entender que puede cambiar y evolucionar. ¿Enseñamos algo de esto a nuestro alumnado?, si la respuesta es que no, entonces no estaremos transmitiendo conocimiento, estaremos transmitiendo información (y en algunos casos ni está actualizada ni sabemos transmitirla).
La segunda C, la que ya es un poco más difícil: las capacidades. Muchas empresas al contratar trabajador@s dan más importancia a las aptitudes, a las cualidades, a los valores, a la predisposición a aprender,… es decir, a las capacidades. A veces el profesorado se queja de que se dé más importancia, por parte de las empresas, a las capacidades que al conocimiento; pero lo cierto es que…. ¿no hacemos nosotros lo mismo? Cuando al inicio del curso llega nuestro alumnado, no solemos querer que nos vengan ya con el conocimiento, que eso ya se lo enseñaremos nosotros (por cierto, lo mismo piensan las empresas), deseamos que nos vengan con capacidades, la capacidad de escuchar, la aptitud positiva ante la formación, la capacidad de aprender,…. Bueno, pues si tanto el profesorado como las empresas deseamos que las personas tengan capacidades, pues digo yo que ¿por qué nadie les forma o al menos promueve el "afloramiento" de las capacidades?
La tercera C, la excepcional: las competencias. Tengo que reconocer que en esto de la tercera C (no hay dos sin tres dirán algunos) somos un poco fantasmas; todos presumimos de conseguirla y además lo ponemos por escrito (en los programas); formamos en competencias genéricas (que por cierto si nos pidieran que explicáramos el significado de alguna de ellas, lo tendríamos difícil), formamos en competencias específicas de la profesión a la que se supone que llegará el alumnado cuando finalice los estudios (que por cierto, si nos pidieran identificar cuáles son los procesos, servicios y tipos de empresas donde nuestro alumnado trabaja, muchos de nosotros lo tendríamos difícil). Por tanto, primero deberíamos entender qué son las competencias, identificarlas y al menos relacionar nuestros programas formativos con los procesos, servicios y tipos de empresas donde trabajarán (o al menos deberían trabajar) los futuros profesionales que estamos formando.
Conocimientos, Capacidades y Competencias 3C o C3, tanto da; las pongo en mayúsculas porque las c tienen que ser de calidad, sino no son c, serían un simulacro de c, estaríamos fingiendo (una, dos y hasta tres veces), por tanto me hago una pregunta: ¿cuántas C somos capaces de llevar a cabo en una misma asignatura?
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