La crisis económica ha sido una de las grandes protagonistas, tanto en la esfera privada como en la pública, de la vida de los españoles en los dos últimos años.
Sin embargo, los alumnos de Primaria y de Bachillerato de este curso 2010/2011, las futuras generaciones que tejerán la actividad económica del país, no tendrán que estudiarla: los libros de texto no la incluyen en sus temarios.Parece una contradicción. Mientras a alumnos y a profesores se les exige reciclaje continuo, estar informados de la actualidad y ponerse al día, un elemento básico de su formación, los libros, no se actualizan con demasiada frecuencia. De hecho, de la decena de manuales consultados –los más extendidos en los centros nacionales–, sólo uno de ellos fecha en 2009 su última edición, mientras el resto se remonta a 2007 y 2008.
Como consecuencia, los datos y los ejemplos que los alumnos memorizan han quedado obsoletos: “En 2007 visitaron nuestro país 54 millones de turistas” o “el euro es la moneda de quince Estados de la Unión Europea” son ejemplos de la obsolescencia de los datos, ya que ahora son 16 los países de la eurozona y el año pasado recogió ya algo más de 52 millones de visitantes.
Los libros de economía, por su parte, hablan de “globalización de la economía” y “fenómenos de apertura” como novedades, pese a ser realidades que llevan años instaladas en la economía española. Al tiempo, tratan la emigración y las desigualdades sociales y económicas como realidades modernas. Sin embargo, en el apartado que algunos contienen con el nombre de “grandes desafíos actuales” ni siquiera nombran la crisis. Tanto es así que el último epígrafe de algunos libros trata el crecimiento de Japón, Europa Occidental y América del Norte y dejan fuera a una de las principales locomotoras económicas, China.
Afán sintáctico
Junto a la economía, Educación para la Ciudadanía, la asignatura que empezó a impartirse en 2007, es una materia que desde su puesta en práctica se ha visto envuelta en polémica. Para algunos, el objetivos de transmitir al alumno “valores para vivir en sociedad” resulta pretencioso, ya que, por un lado, los valores son algo que se transmite desde casa y de forma indirecta a lo largo de la trayectoria escolar y, por otro, el tratamiento puede llevar oculta una ideología. Además, los libros de esta materia son los que más contraste presentan por editoriales: unos son prácticos y otros totalmente doctrinales.
“La capacidad de síntesis es una virtud”. Miles de veces un alumno escucha esta frase a lo largo de su formación; sin embargo, tal vez sea ésta una de las grandes críticas que reciben los libros de texto del momento. ¿Cómo aprender a esquematizar si lo que leen es ya un esquema?, remachan los expertos.
Tal vez las escasas pildorillas de saber que, en ocasiones, reciben los estudiantes y aparecen dispersas de unidad en unidad sin un auténtico contenido desarrollado dificulten la comprensión.
Por el contrario, textos bien estructurados; con un lenguaje preciso y adaptado al alumnado; con buenos glosarios pero sin tantos esquemas; con anécdotas, ejemplos y aclaraciones que arropen y den carne a los conceptos que sin ellas no son más que ideas inconexas, restarían importancia a la brevedad pero facilitarían la comprensión y el aprendizaje, que es de lo que se trata, según apuntan los educadores al analizar los manuales de esta materia. Los españoles, así, hacen una fuerte inversión en libros de texto que puede no responder a las expectativas de los padres para sus hijos. En concreto, según la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes (Fuci), los manuales suponen un desembolso medio de 190 euros por alumno, lo que se traduce en un encarecimiento del 3,8% en relación al curso anterior y a pesar de contar con un IVA superreducido.
Los culpables del gasto
Son uno de los principales culpables de que la vuelta al cole cueste a los padres en este curso un gasto medio de 820 euros por hijo, es decir, un 6,2% más que en 2009. El estudio elaborado por Fuci atribuye este encarecimiento “al incremento del IVA en dos puntos” y “a la constante subida del precio de los carburantes”. Junto a los libros, el uniforme o la ropa que deben llevar los alumnos, incluyendo el calzado, es lo que más costará en la vuelta al colegio. En los centros públicos se estima un gasto de 110 euros, cifra que se duplica en el caso de los concertados y que se eleva hasta los 284 euros en los privados.
Los padres exigen más horas lectivas al año
A las puertas del nuevo curso escolar, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa) reclama que los estudiantes reciban al menos 875 horas de clases al año, equivalentes a 175 días lectivos efectivos. Todas las CCAA cumplen con el mínimo de 175 jornadas escolares que establece la Ley Orgánica de Educación para las enseñanzas obligatorias (Primaria y Eso). Sin embargo, un portavoz de Ceapa asegura que esa cantidad sería menor en ESO, además de en Primero de Bachillerato si se descuentan los seis días que se dedican a las pruebas ordinarias o extraordinarias en junio y septiembre. Por ello, esta organización demanda que los centros impartan, de “manera real y efectiva”, al menos 875 horas lectivas por año académico.